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Puentes de madera que parecen de cuento, en China.
E N D
Según una tradición del grupo étnico dong, en China, cuando nace un niño se celebra la llegada de un nuevo integrante a la familia plantando un abeto. Cuando este niño se convierte en adulto, se procede a talar el árbol para construir con la madera obtenida la nueva vivienda del joven.
La relación entre la comunidad dong y el uso de la madera ha alcanzado niveles que hasta podríamos catalogar como un arte, incluyendo un puente en Chengyang que desde hace casi cien años, se sostiene sobre pilotes de roca sin haber utilizado ningún clavo ni remaches.
Los dong son famosos por su habilidad en la construcción utilizando madera. Prueba de ello son algunos de los puentes construidos por este pueblo que presentan un estilo arquitectónico único. Algunas de las obras maestras dong, están protegidas como patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Deben su nombre al hecho de que se trata de estructuras cubiertas, diseñadas para resguardarse en días de lluvia y también para buscar sombra y brisa durante el tórrido verano. Es por eso que constituyen verdaderos lugares de tertulia, asueto e incluso siesta.
El Puente del Viento y la Lluvia de Chengyang, en el distrito de Sanjiang es el más emblemático, atraviesa el río Linxi. Construido en 1916, de 64,4 metros de largo y 3,4 de ancho. Los Dong tardaron 11 años en construir esta obra de arte arquitectónica.
Construido con piedras y madera incrustadas, el puente posee cinco torres y aleros, y es el epicentro de un paisaje pintoresco: los meandros del río, los árboles de té en las colinas, y los campesinos trabajando en sus campos.
Como su nombre indica desde estas torres el redoble del tambor convoca a reunión o alarma, siendo actualmente lugar de charlas o debates para toma de decisiones que conciernen a sus comunidades. En un pueblo puede haber más de una torre, hay una por cada uno de los clanes (familias) que viven en dicho poblado.