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Miguel-A. “¡A falta de pan... buenas son tortas!”. Un General de la Legión decide hacer una visita de control a un campamento de legionarios emplazado en medio del desierto. A poco de llegar, el Capitán le explica cómo va todo por allí, y lo acompaña en una inspección a las instalaciones.
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Miguel-A. “¡A falta de pan... buenas son tortas!”
Un General de la Legión decide hacer una visita de control a un campamento de legionarios emplazado en medio del desierto. A poco de llegar, el Capitán le explica cómo va todo por allí, y lo acompaña en una inspección a las instalaciones. El Capitán le va explicando: - Ésta es la cocina... Ésa puerta es del salón de actos... Y ésta puerta es la de la sala de juegos... El General va abriendo las puertas, y puede comprobar todo. Siguen por el pasillo, y observa que el Capitán se salta una de las puertas. 84 segundos.
- Por curiosidad, Capitán, ¿esa puerta que nos hemos saltado, de qué es?. - Verá, General... tras esa puerta tenemos a la camella... Como usted comprenderá, somos 150 legionarios... todos varones... que nos pasamos meses enteros en completa soledad... y para mantener la moral de la tropa alta, me ha parecido bien permitirlo... - Está bien, Capitán. ¡Si eso mantiene la moral de la tropa alta...!.
Pasa un mes, y el General comienza a sentir la abstinencia de sexo, y decide ir al Capitán, y confesárselo. - Mire... ya llevo un mes aquí... Y yo también soy un hombre... ¿podría hacer uso de la camella?. - ¡Por supuesto, mi General! Le comprendo perfectamente. ¡Aquí tiene la llave!.
El general va donde la camella, y a los 20 minutos sale subiéndose la bragueta. El Capitán lo ve, y le dice: - ¡¿Pero cómo, mi General?! ¡¡¿¿Sólo 20 minutos??!!. - ¡¡Cómo que sólo 20 minutos!! ¿Pues cuánto tarda un soldado raso?. - Hombre, no sé. Pero el pueblo más cercano está a dos horas... al menos son dos horas para ir, y otras dos para volver.