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Los agentes de la pastoral. Serra de Monterrey. Jesús es el Buen Pastor.
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Los agentes de la pastoral Serra de Monterrey
Jesús es el Buen Pastor “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa porque a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor. El Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita; yo la doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo también para volverla a tomar. Este es el mandato que he recibido de mi Padre”. (Juan 10, 11-18)
Dios es el Pastor de su Pueblo En el Antiguo Testamento: Yahwéh es el Pastor de su Pueblo (Sal 23). Lo cuida con tres acciones pastorales: PROFÉTICA, por medio de los profetas; REGIA, mediante los reyes; y CULTUAL, por medio de los levitas. En el Nuevo Testamento: Jesús es el Buen Pastor (Jn 10, 1-28; Lc 15, 4-7; Mt 18, 12-14; 25, 31-46): • EL PROFETA de los tiempos nuevos: La PALABRA misma de Dios, hecha carne (Jn 1,14) realización de lo anunciado por los profetas. (Mt 4,13; Lc 24,27). • EL SACERDOTE que establece el culto de la Nueva Alianza por el ofrecimiento de sí mismo (Mt 26-27; Heb 9, 1-14). • EL REY de los siglos (1Tim 1,17; Ap 17,14); ejerce su autoridad como “servicio” (diaconía) en la comunidad cristiana (Cf. 1Pe 5, 2s).
La Acción Pastoral de la Iglesia • Antes de subir al cielo, Jesús confiere su función pastoral a la Iglesia (Jn 21, 15-17) • La pastoral es la acción actual de Cristo, el Buen Pastor, a través de su Iglesia, para llevar la salvación a todos los hombres. • Hay un elemento que no podemos olvidar al hablar de la pastoral: se trata del vínculo necesario con los pastores de la Iglesia. • Los miembros de la Iglesia, bajo la dirección de los pastores, se esfuerzan por extender el Reino de Dios, mediante la práctica de la justicia y el amor. • Son los obispos los que ejercen su gobierno pastoral sobre la porción del Pueblo de Dios que les ha sido confiada.
La Pastoral Orgánica • La Iglesia hace visible en la historia la acción redentora de Jesús, y sus acciones pastorales deben parecerse a las de Jesús Buen Pastor. • Del texto que nos narra la vida de la Iglesia primitiva se desprende la triple acción pastoral de la Iglesia: “Acudían asiduamente a escuchar las enseñanzas de los apóstoles, vivían en comunión fraterna y se congregaban para orar en común y celebrar la fracción del Pan… Todos los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en común.” (Hch 2, 42-45) • Anuncio (Palabra), sacramento y testimonio están así omnipresentes en todo el dinamismo de la evangelización.
La Pastoral Orgánica • El Concilio Vaticano II expresa así la conciencia que tiene la Iglesia de su misión: “La Iglesia se ve impulsada por el Espíritu Santo a poner todos los medios para que se cumpla efectivamente el plan de Dios, quien constituyó a Cristo como principio de salvación para todo el mundo. Predicando el Evangelio, atrae a los oyentes a la fe y a la confesión de la fe, los prepara para el Bautismo, los libra de la servidumbre del error y los incorpora a Cristo, para que por la caridad crezcan en Él hasta la plenitud”.(LG #17) • Este texto revela los tres grandes momentos o acciones de la misión de la Iglesia: • Predicar el Evangelio: pastoral de la Palabra • Practicar la caridad: pastoral caritativa y social • Bautizar e incorporar a Cristo: pastoral litúrgica • Se vive lo que se cree y se celebra lo que se vive.
La Pastoral Vocacional • Es la acción de la Iglesia a favor de todas las vocaciones, a fin de que sea edificada según la plenitud de Cristo y conforme a la variedad de los carismas que el Espíritu Santo suscita en ella. • Acompaña a cada cristiano plenamente iniciado para que descubra y viva su vocación específica. • Que la constante y paciente atención de la comunidad cristiana al misterio de la llamada divina promueva una «nueva cultura vocacional en los jóvenes y en las familias». • Esta cultura llega a ser hoy el primer objetivo de la pastoral vocacional o, más bien, de la pastoral en general. ¿Qué pastoral es aquella que no cultiva la libertad de sentirse llamados por Dios, ni produce cambio de vida? “La pastoral vocacional es la vocación de toda pastoral”
Llamados a participar de la misión de la Iglesia • Al recibir la fe y el bautismo, los cristianos acogemos la acción del Espíritu Santo que nos lleva a confesar a Jesús como Hijo de Dios y a llamar a Dios “Abba”. • Todos los bautizados, “a través del sacerdocio común del Pueblo de Dios”, estamos llamados a vivir y transmitir la comunión con la Trinidad, pues “la evangelización es un llamado a la participación de la comunión trinitaria”. (Aparecida #157) • La Iglesia, como “comunidad de amor”, está llamada a reflejar la gloria del amor de Dios que, es comunión, y así atraer a las personas y a los pueblos hacia Cristo. En el ejercicio de la unidad querida por Jesús, los hombres y mujeres de nuestro tiempo se sienten convocados y recorren la hermosa aventura de la fe… (Ap. #159)
Varios carismas y ministerios… una misión • Cada bautizado, en efecto, es portador de dones que debe desarrollar en unidad y complementariedad con los de los otros, a fin de formar el único Cuerpo de Cristo, entregado para la vida del mundo. • El reconocimiento práctico de la unidad orgánica y la diversidad de funciones asegurará mayor vitalidad misionera... (Ap. #162) • En el pueblo de Dios, “la comunión y la misión están profundamente unidas entre sí… La comunión es misionera y la misión es para la comunión”. • En las iglesias particulares, todos los miembros del pueblo de Dios, según sus vocaciones específicas, estamos convocados a la santidad en la comunión y la misión. (Ap. #163)
Varios carismas y ministerios… una misión • La vida en comunidad es esencial a la vocación cristiana. El discipulado y la misión siempre suponen la pertenencia a una comunidad. Dios no quiso salvarnos aisladamente, sino formando un Pueblo. • Este es un aspecto que distingue la vivencia de la vocación cristiana de un simple sentimiento religioso individual. Por eso, la experiencia de fe siempre se vive en una Iglesia Particular. (Ap. #164) • En su realidad social concreta, el discípulo hace la experiencia del encuentro con Jesucristo vivo, madura su vocación cristiana, descubre la riqueza y la gracia de ser misionero y anuncia la Palabra con alegría. (Ap. #167)
Varios carismas y ministerios… una misión • La Diócesis, presidida por el Obispo, es el primer ámbito de la comunión y la misión. Ella debe impulsar y conducir una acción pastoral orgánica renovada y vigorosa, de manera que la variedad de carismas, ministerios, servicios y organizaciones se orienten en un mismo proyecto misionero para comunicar vida en el propio territorio. • Este proyecto, que surge de un camino de variada participación, hace posible la pastoral orgánica, capaz de dar respuesta a los nuevos desafíos… • Cada uno está llamado a evangelizar de un modo armónico e integrado en el proyecto pastoral de la Diócesis. (Ap. #169)
Varios carismas y ministerios… una misión • La condición del discípulo brota de Jesucristo como de su fuente, por la fe y el bautismo, y crece en la Iglesia, comunidad donde todos sus miembros adquieren igual dignidad y participan de diversos ministerios y carismas. • De este modo, se realiza en la Iglesia la forma propia y específica de vivir la santidad bautismal al servicio del Reino de Dios. (Ap. #184) • En el fiel cumplimiento de su vocación bautismal, el discípulo ha de tener en cuenta los desafíos que el mundo de hoy le presenta a la Iglesia de Jesús, entre otros: El éxodo de fieles a las sectas y otros grupos religiosos; las corrientes culturales contrarias a Cristo y la Iglesia; el desaliento de sacerdotes frente al vasto trabajo pastoral; la escasez de sacerdotes en muchos lugares… (Ap. #185)
La acción del Espíritu Santo • El Espíritu Santo actúa siempre “sacramentalmente”, es decir, teniendo en cuenta las realidades y personas humanas a través de las que se expresa. • El Espíritu Santo no dispensa de las mediaciones humanas, sino que actúa a través de las aptitudes, del esfuerzo y la preparación de los agentes de la pastoral. • No podemos cumplir nuestra Misión, en el Mundo, sin: • La oración, • La lectura de la palabra de Dios, • La Eucaristía, • La vida de Comunidad • Con El Espíritu de Cristo haremos hoy en nuestro tiempo lo que Él hizo; Él está con nosotros. (ChL 59-64)
“Más y mejores agentes de pastoral” • ¿Qué tipo de formación se pide? Es una formación que: • Lleve a la participación en la acción Pastoral (ChL 35) • Acentúe la formación espiritual • Y la formación doctrinal • Acompañada de una adecuada formación social (ChL 60) • Ponga atención a la cultura local (ChL 63) • Y que se a permanente e integral. (ChL 57) • El Papa Juan Pablo II nos advierte: • La formación no es privilegio de algunos sino un derecho y un deber de todos. • Debe de ser una prioridad en los planes de acción pastoral (ChL 63)
Los laicos fieles a Cristo • La formación de los fieles laicos tiene como objetivo fundamental el descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación y la disponibilidad siempre mayor para vivirla en el cumplimiento de la propia misión. • Dios me llama y me envía como obrero a su viña; me llama y me envía a trabajar para el advenimiento de su Reino en la historia. • Esta vocación y misión personal define la dignidad y la responsabilidad de cada fiel laico y constituye el punto de apoyo de toda la obra formativa, ordenada al reconocimiento gozoso y agradecido de tal dignidad y al desempeño fiel y generoso de tal responsabilidad.
Los laicos fieles a Cristo • En efecto, Dios ha pensado en nosotros desde la eternidad y nos ha amado como personas únicas e irrepetibles, llamándonos a cada uno por nuestro nombre, como el Buen Pastor que "a sus ovejas las llama a cada una por su nombre" (Jn. 10, 3). Pero el eterno plan de Dios se nos revela a cada uno sólo a través del desarrollo histórico de nuestra vida y de sus acontecimientos, y, por tanto, sólo gradualmente: en cierto sentido, de día en día. • Y para descubrir la concreta voluntad del Señor sobre nuestra vida son siempre indispensables la escucha pronta y dócil de la palabra de Dios y de la Iglesia, la oración filial y constante, la referencia a una sabia y amorosa dirección espiritual, la percepción en la fe de los dones y talentos recibidos y al mismo tiempo de las diversas situaciones sociales e históricas en las que se está inmerso.
Los laicos fieles a Cristo • En la vida de cada fiel laico hay además momentos particularmente significativos y decisivos para discernir la llamada de Dios y para acoger la misión que El confía. Entre ellos están los momentos de la adolescencia y de la juventud. Sin embargo, nadie puede olvidar que el Señor, como el dueño con los obreros de la viña, llama -en el sentido de hacer concreta y precisa su santa voluntad- a todas las horas de la vida: por eso la vigilancia, como atención solícita a la voz de Dios, es una actitud fundamental y permanente del discípulo. • De todos modos, no se trata sólo de saber lo que Dios quiere de nosotros, de cada uno de nosotros en las diversas situaciones de la vida. Es necesario hacer lo que Dios quiere… Y para actuar con fidelidad a la voluntad de Dios hay que ser capaz y hacerse cada vez más capaz. Desde luego, con la gracia del Señor, que no falta nunca… pero también con la libre y responsable colaboración de cada uno de nosotros. (ChL 58)