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Reavivar el fuego de la Misión y de la Caridad

Reavivar el fuego de la Misión y de la Caridad. P. Aarón Gutiérrez Nava, CM. Reavivar el fuego de la Misión y de la Caridad. 1. ¿Cómo fue la mirada de san Vicente ante las realidades de su tiempo? ¿Cómo ha de ser nuestra mirada ante las realidades que hemos constatado?.

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Reavivar el fuego de la Misión y de la Caridad

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Presentation Transcript


  1. Reavivar el fuego de la Misión y de la Caridad P. Aarón Gutiérrez Nava, CM

  2. Reavivar el fuego de la Misión y de la Caridad 1. ¿Cómo fue la mirada de san Vicente ante las realidades de su tiempo? ¿Cómo ha de ser nuestra mirada ante las realidades que hemos constatado?

  3. 2. Elementos de juicio que utilizó san Vicente para tomar decisiones frente a la realidad que se le presentó a Él.

  4. 3. Recordar y profundizar las respuestas que dio san Vicente a las situaciones de los pobres de su tiempo

  5. ¿Qué vio y cómo vio san Vicente a los pobres de su tiempo? • Vicente de Paúl aprendió a mirar la pobreza desde su más tierna infancia. El mismo nos relata que fue “cuidador de cerdos y de vacas”. • Experimentó la pobreza en carne propia y con seguridad, no la vio como virtud ni como don espiritual hasta que aprendió a descubrirla en Jesucristo e hizo su opción por los pobres.

  6. Podemos afirmar que un buen tramo de su camino lo pasó buscando la forma de superar su pobreza y la de su familia, de escalar otros peldaños de la sociedad de su tiempo.

  7. Dios le hizo experimentar distintos modos de pobreza, entre ellos: • La experiencia de la esclavitud que algunos biógrafos ponen en tela de juicio. • Experimenta la frustración de los pobres ante la injusticia cuando fue acusado de robo, y avergonzado por no poder probar lo contrario.

  8. Vicente “ve” la miseria de los pobres como distribuidor de las limosnas de la reina Margarita. • Y como preceptor de los hijos de familias acaudaladas, como los Gondí, donde descubre la necesidad y la fuerza de la Misión.

  9. No cabe duda que en el trayecto de esta etapa de su vida aprendió Vicente a mirar con profunda simpatía y comprensión el mundo de los pobres. • Dos experiencias más que significativas trazaron el futuro de Vicente, iniciando un amor decisivo y total hacia los pobres: Folleville y Chatillón.

  10. Folleville: la antorcha de la Misión. Su manera de ver la realidad ha cambiado. Ahora mira la realidad con los “ojos del buen pastor” que se preocupa por sus ovejas y que está dispuesto a dejar las noventa y nueva para ir en busca de la oveja perdida. Y su mirada detecta con toda claridad las necesidades espirituales de aquellos pequeños pueblos: “las pobres gentes del campo están abandonadas por la Iglesia”

  11. Chatillón: la antorcha de la Caridad. • Nos maravilla cómo cambió la mirada de Vicente con la experiencia de Folleville. Es seguro que había visto la pobreza muchas veces. Pero Dios, en su pedagogía, ponía un poco de lodo en sus ojos que primero veían a las personas como árboles que marchaban fantasmagóricamente por los caminos de su vida.

  12. El hecho que nos ocupa sucedió un domingo, probablemente el 20 de agosto. La situación lamentable de una familia en la cual, según él, “ya no queda nadie libre de enfermedad para atender a los otros”. Se conmueve y pone sus dotes misioneras al servicio de la Caridad. Predica una homilía cuyos frutos se dejan sentir enseguida; de sus oyentes surge una verdadera turba en ayuda de los necesitados.

  13. Ahora es la miseria material la que toca su corazón y cuestiona su actitud. De la mirada del pastor pasa a la mirada del hermano, del amigo. Una mirada llena de misericordia, muy semejante a la del Padre.

  14. Si comparásemos la forma como Vicente miró estos dos hechos, con la forma de “ver” en la parábola del Buen Samaritano, llegaríamos a la conclusión de que el santo adquirió esa misma forma de mirar: un mirar a fondo, profundo, que conmueve las entrañas y mueve a compasión.

  15. Una mirada que dispone y mueve a la persona entera a acercarse al necesitado sin miedos ni prejuicios de ninguna clase, a examinar su situación a fondo, a empatizar con él, a hacerse solidario de su situación. • La mirada del buen samaritano no puede esquivar la verdad de los hechos, ni mostrarse apática ante la desgracia del otro, ni mucho menos quedar indiferente.

  16. Es en verdad una mirada de amor, porque es la mirada de Jesucristo. Es la mirada que se pregunta • ¿Cuál será la voluntad de Dios de frente a lo que estoy viendo? • ¿Querrá Dios tal violencia y miseria? • ¿Le gustará a Dios que yo pase de largo para mantener mi tranquilidad?

  17. Vicente aprendió a mirar la realidad con los ojos de Dios. Sintió que en su mirada es Dios mismo el que dice “he visto la opresión y los sufrimientos de mi pueblo”. El fuego de su amor por Dios y por el prójimo fue el que encendió las dos antorchas de la fe vicentina: la antorcha de la misión y la antorcha de la Caridad.

  18. ¿Qué elementos de juicio utilizó san Vicente para tomar decisiones frente a la realidad que se le presentó a Él? • Lo de misionero nos viene por Jesús, que tenía la costumbre de ir por Galilea y por Judea “recorriendo ciudades y pueblos predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios”.

  19. Y ésta, no era una actividad exclusiva para varones pues el mismo texto aclara: “Lo acompañaban los doce y también algunas mujeres...” La Misión es característica del Pueblo de Dios. El pueblo, para ser “de Dios” ha de ser misionero.

  20. Y lo Vicentino porque san Vicente asumió hondamente y de una forma creativa, el mandato misionero de Jesús. • Sus experiencias le llevan a ver con toda claridad las necesidades del pobre pueblo y las respuestas que tiene que dar a ellas.

  21. A partir de ellas su simpatía por los pobres se vuelve “empatía”, los comprende a fondo de manera que concretiza la Misión como la Caridad en soluciones concretas y eficaces de un gran realismo.

  22. ¿Dónde se inspira san Vicente? ¿Qué o quién le da el sentido para responder con todas sus fuerzas al llamado de Dios? • Dos textos bíblicos fundamentales: • Lc 4, 17-11, lo sitúa en la misma línea que la misión de Jesús: “El espíritu del Señor está sobre mí…”.

  23. En éste texto ve Vicente todo lo necesario para aplicarse al llamado de Dios y realizar lo que realizó Jesús. «El Hijo de Dios –dice a sus misioneros- vino a evangelizar a los pobres; y nosotros ¿no hemos sido enviados a lo mismo? Sí, los misioneros hemos sido enviados a evangelizar a los pobres ¿qué dicha hacer lo mismo que hizo nuestro Señor!»

  24. De esta manera, san Vicente nos da, desde su tiempo, la nota a seguir para todo vicentino. Quien desee unirse a su causa, ha de poner su mirada –antes que en nadie- en el Hijo de Dios, evangelizador y servidor de los pobres. Ese Cristo encarnado para evangelizar a los pobres es «la Regla de la Misión», y es «El modelo verdadero y el cuadro invisible con el que hemos de conformar todas nuestras acciones». Lo dice a sus misioneros, pero es igualmente válido para todos nosotros.

  25. El texto del juicio final (Mt. 25,31-46) «Entonces el rey dirá a los de su derecha: “venid benditos de mi Padre… » Vicente profundizará este texto a tal grado de hacernos comprender que en el pobre hemos de ver la presencia del mismo Jesucristo: “Dadle la vuelta a la medalla y veréis con las luces de la fe que son ésos los que nos representan al Hijo de Dios, que quiso ser pobre; ….¡Dios mío! ¡Qué hermoso sería ver a los pobres, considerándolos en Dios y en el aprecio en que los tuvo Jesucristo (XI , 725).

  26. «Oh, Salvador, que viniste a traernos esta ley de amar al prójimo como a sí mismo, que tan perfectamente la practicaste entre los hombres, no sólo a su manera, sino de una forma incomparable! ¡Sé Tú, Señor, nuestro agradecimiento por habernos llamado a este estado de vida de estar continuamente amando al prójimo, sí, por estado y profesión entregados a este amor, ocupados en el ejercicio actual del mismo o en disposición de estarlo, abandonando incluso cualquier otra ocupación para dedicarnos a las obras caritativas! De los religiosos se dice que están en un estado de perfección; nosotros no somos religiosos, pero podemos decir que estamos en un estado de Caridad, ya que estamos continuamente ocupados en la práctica real del amor o en disposición de ello» (Coste XII, 275 Síg. XI/4, 564).

  27. Hay que recordar que estas palabras no son teoría, son su propia experiencia. Él mismo tuvo que renunciar a sus proyectos de autopromoción, para dedicarse ya de por vida, a hacer lo mismo que Jesucristo.

  28. Desde lo que él llama el “Estado de Caridad” comprendemos muy bien que todo en su vida es Misión y todo es Caridad. • La Misión no se disocia de la Caridad. La Misión es obra de Caridad por excelencia; y la Caridad es en sí misma eminentemente misionera.

  29. La Misión y la Caridad van tan unidas, que no se pueden separar. Y el costo de separarlas lo paga la evangelización. En el plan de la evangelización vicentina son tan importantes el anuncio, la catequesis y la liturgia y los sacramentos como el servicio corporal a quienes lo requieran y la promoción de los pobres.

  30. Otra característica del estado de Caridad, es que no es “excluyente” sino “inclusiva”: • Sacerdotes • Laicos - mujeres • Señoras de la Caridad • Hijas de la Caridad

  31. “Hace ochocientos años o cerca que las mujeres no han tenido empleo público en la Iglesia. Antes existían las que se llamaban diaconisas... Hacia el tiempo de Carlomagno, ese empleo cesó, sin que después tuvieran ninguno. Y he aquí que la Providencia se dirige hoy a algunas de entre vosotras... Ved, señoras, por los bienes que habéis hecho, qué grande no sería el mal si estos bienes llegaran a faltar”.

  32. ¿Qué respuesta dio Vicente de Paúl a lo que había visto? • Vicente estuvo tan cercano a la realidad de los pobres, los conoce tan bien, y le conmueven tanto, que quisiera abatir la pobreza de un solo golpe. Sin embargo, también es realista: se sabe muy limitado ante una tarea inmensa. Pero no se desanima, trata de involucrar a todos en la tarea de remediar los males de los pobres.

  33. Deseo de que todos sus seguidores tengan el celo por la salvación que tuvo Jesucristo y esto, se apoya en su propio celo, que es un celo sin límites • Trabaja en la reforma del Clero • reformador del púlpito oponiéndose a la predicación elocuente y pretenciosa con el “pequeño método”.

  34. Creación de las misiones. • Su misión estaba también entre los suyos y todavía hoy admiramos su profusa producción de Conferencias a los sacerdotes de la Misión y a las Hijas de la Caridad sin contar la gran cantidad de cartas a diversas personas según los asuntos que le iban ocupando.

  35. Organiza las Caridades, como fruto de su experiencia en Chatillón, • De ésta, surgen las Hijas de la Caridad • Está presente también en los fabulosos salones de la Corte real. No se conforma con hacer la caridad en pequeño. Trata de mover –a favor de los pobres- los más altos niveles de la sociedad de su tiempo.

  36. Hacía sentir su influencia sobre los conflictos sociales y religiosos (La Fronda, el jansenismo, etc) para salvar a los pobres de la guerra, de los disturbios, de las consecuencias que pagan los pobres por los errores socio-políticos.

  37. Con sus influencias facilitó de parte de los obispos la extensión de la Misión y de las Caridades. • Fue creándose recursos humanos, recursos económicos y en bienes, los administra para el bien de todos. • Más admirable aún, es el hecho de que la obra de Vicente no se quedó en Francia. Envía a sus misioneros a Italia, Polonia, Irlanda, Madagascar, Marruecos, Túnes, Argel, etc.

  38. ¿Qué le hizo ser tan creativo y fecundo en el servicio de los pobres • En primer lugar, “se deja interpelar por los acontecimientos” en cuanto voz de Dios. Lo que sucede nos dice con toda claridad si Dios está o no presente en eso; si es voluntad de Dios o los hechos están en contra de su voluntad.

  39. En segundo lugar, lee los hechos desde la Palabra de Dios. Todo hecho en relación con los pobres ha de ser iluminado por la Palabra a fin de saber lo que Dios nos está pidiendo en ellos. • En tercer lugar, trata de descubrir a fondo ¿qué haría Jesucristo en esa circunstancia? El supo estar muy atento a la vida de Jesús identificándose con su Palabra, con sus pensamientos, con su forma de actuar.

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