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Josefa Segovia, una mujer atenta a los signos de los tiempos. Me han pedido que os hable de Josefa Segovia, ¿cómo hablaros de Pepita?. Aún me complazco en haber puesto en sus manos, bajo su gobierno, dirección y guía a la Institución Teresiana.
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Josefa Segovia, una mujer atenta a los signos de los tiempos
Me han pedido que os hable de Josefa Segovia, ¿cómo hablaros de Pepita?. Aún me complazco en haber puesto en sus manos, bajo su gobierno, dirección y guía a la Institución Teresiana.
Si pudierais hablar conmigo, seguramente me preguntaríais que ¿por qué ella? y no otra persona. La verdad, es que fue Dios el me puso en su camino; lo que yo pensaba que iba a ser una colaboración con la Academia de Jaén, fue el descubrimiento de una persona capaz de encarnar fielmente el Espíritu de esta, nuestra Obra.
Seguramente conoceréis algo de la historia, me acerqué a su casa a pedirle a sus padres que le dejaran ser la Directora de la nueva Academia de Jaén, pero esto, no fue todo lo que pasó, ya había hablado meses antes con varias personas y ya conocía cosas de ella.
Todo empezó en mi viaje de regreso a Jaén desde Covadonga, paré antes en Madrid como era mi costumbre y Fui a la Escuela Superior de Magisterio a visitar a un antiguo compañero de Seminario, Pedro Lópiz Llópiz. Le conté mi próximo proyecto, una Academia en Jaén y fue entonces cuando él me habló de una alumna que era de allí y que podía colaborar con la Academia, una tal Josefa Segovia Morón. La verdad es que me impresionó su forma de hablar de ella.
No sólo me dio la dirección de Pepita, sino que me habló de una compañera suya de la Escuela Normal de Granada y que casualmente era profesora en la Academia Teresiana de Linares, Araceli Sacramento Bailón. Así que el siguiente paso fue acercarme a Linares a hablar con Araceli. Le pedí que escribiera una carta a Josefa Segovia preguntándole cosas sobre la Normal del Jaén, y aunque Josefa y Araceli no tenían relación desde que estudiaron en Granada, esta le contestó. Araceli me entregó la carta y la verdad es que las formas y el modo de dar explicaciones a las cuestiones me convencieron.
Estaba realmente ilusionado porque había encontrado a la persona perfecta, así que el siguiente paso fue ir a Jaén, hablé con D. Juan Aragón, Canónigo de Jaén, preguntándole si conocía a alguna persona para que se encargará de la Academia, también me habló de Josefa Segovia con grandes elogios. Sería ¡¡Josefa Segovia!! Pero me quedaba otro problema por solventar, ¿qué diría ella?,¿qué dirían sus padres?
Pregunté por ella en Jaén, y me pasó algo curioso, me llevaron a casa de otra Josefa Segovia, una prima suya, la verdad, que al verla me di cuenta de que no era la Josefa que yo buscaba.
Por fin, el 16 de octubre de 1913, fuimos José Aragón y yo, a plantearles a los padres la colaboración con la Obra Teresiana, todo iba bien, hasta que les plantee la posibilidad de que fuera la Directora. Pepita, si quería, pero sus padres me dijeron que no, que era mucha responsabilidad, tenia 22 años y no tenía experiencia. Y así quedaron las cosas.
Pero no me rendí, casi todos los días les mandaba cartas y envíos a los padres, a la hora de comer, un ejemplar de En Provecho del Alma, otro día, un Boletín de las Academias, otro una carta, … , al final lo convencimos entre Pepita y Yo diciéndole que era momentáneo, que era por necesidad mientras encontraba otra persona mejor preparada. El resto ya lo conocéis, ¡Encontré a la mejor!.
Y, ¿Cómo era Josefa Segovia? Pues, fue una de las pocas mujeres de su época que accedió a estudios de nivel universitario. Vivió con intensidad y de modo comprometido y responsable con el momento presente, obligada a tomar importantes decisiones, no sólo personales, sino con respecto a la Institución Teresiana, de la cual era Directora.
Durante los primeros años como Directora, promovió el estudio, la creación cultural y sobre todo el dejarse interpelar por los más necesitados, formando a personas capaces de caminar hacia una sociedad más justa y solidaria.
En momentos difíciles, cuando España experimentaba cambios económicos, sociales y culturales, permaneció atenta a la realidad, ofreciendo alternativas.
Sin apoyo económico, sin recursos y con falta de medios, se lanzó a la arriesgada tarea de hacer presente la Institución Teresiana en diversos países de Europa, América, África y Asia.
Josefa Segovia Morón Los que tuvimos la suerte de compartir con ella el día a día, podemos intentar definir como era la persona, pero intentar concretar estos adjetivos se me hace muy difícil, aún así, estos son algunos de ellos.
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