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“El tipo de los zapatos”. Miguel-A. Un tipo entra en una zapatería, y se le acerca el dependiente: - ¡Buenas tardes! ¿En qué puedo servirle?. - Quiero unos zapatos del número 41.
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“El tipo de los zapatos” Miguel-A.
Un tipo entra en una zapatería, y se le acerca el dependiente: - ¡Buenas tardes! ¿En qué puedo servirle?. - Quiero unos zapatos del número 41.
- Verá, señor -objetó el dependiente-, no es por contradecirle, pero a simple vista calculo que su número es un 42, o un 43. - ¡Eso no importa! Yo quiero un 41. ¡Y si no me da un 41, no compro nada!. - ¡Está bien! -refunfuño el dependiente, por no quitar la razón al cliente, aunque de buena gana le hubiera mandado a la mierda.
El dependiente pone sobre el mostrador seis modelos diferentes de zapatos del número 41, y un calzador, porque sigue pensado que va a ser difícil meter el pie en aquellos zapatos. El tipo se los prueba. Opta por un modelo. Paga los zapatos. Y dice que quiere llevárselos puestos.
Cuando va a salir, el dependiente observa que el tipo va sufriendo, porque los zapatos le aprietan. Intrigado, se le acerca, y le pregunta: - Señor, disculpe por mi insistencia, pero no me puedo quedar con la duda. ¿Cómo es que compra sus zapatos así? ¡Si se ve con claridad que está sufriendo, porque le quedan pequeños!.
- Mire, amigo -responde-, le voy a contar mi historia: Mi mujer me engaña con mi mejor amigo... mi hija se ha puesto a trabajar de prostituta... mi hijo es drogadicto y homosexual, y, encima, no le da la gana estudiar ni trabajar... mi suegra vive con nosotros, y se pasa el día echándome la culpa de todos los problemas familiares... ¡El único placer que tengo en la vida es, cuando llego a casa, quitarme los malditos zapatos!.