E N D
“¡Madre sólo hay una!” Miguel-A.
Con motivo de la próxima celebración del “Día de la Madre”, la maestra pide, por tarea, a sus alumnos que realicen una corta redacción sobre el tema maternal, con el requisito obligatorio de que la composición literaria finalice con la frase: “¡Madre sólo hay una!”.
Al día siguiente, todos los muchachitos llevan a clase su composición. Y la maestra les va preguntando, uno por uno: - A ver, Pepita, léanos su composición.
Yo iba cabalgando sobre mi potro salvaje. De pronto, el animal se desboca. Y mi madre lo detiene, me toma sobre sus brazos, y me salva... porque... ¡madre sólo hay una!. 68 segundos.
- ¡Muy bien, Pepita!. A ver, María, léanos su composición.
Fuimos a pasar la tarde a la playa. Las olas estaban agitadas, y me hundí en las profundidades marinas. De repente, sentí la mano salvadora de mi madre, que me sacó a la superficie... porque... ¡madre sólo hay una!.
Íbamos mi madre y yo por el desierto, cuando atisbamos un campamento árabe. Sedientos, nos acercamos a una de las tiendas, y entramos. En ella, había un frigorífico. Lo abrí, y vi una coca-cola que quedaba en el fondo, me la bebí, y dije: ¡Madre, sólo hay una!. - ¡Muy bien, María!. A ver, Jaimito.