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La construcción del Castillo de Neuschwanstein. Luis II se convirtió en el rey de Baviera en 1865 a la edad de 18 años tras la muerte de su padre, Maximiliano II. El príncipe heredero Luis de Baviera (izquierda) con sus padres y hermano menor el Príncipe Otto en 1860. 1864.
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La construcción del Castillo de Neuschwanstein
Luis II se convirtió en el rey de Baviera en 1865 a la edad de 18 años tras la muerte de su padre, Maximiliano II.
El príncipe heredero Luis de Baviera (izquierda) con sus padres y hermano menor el Príncipe Otto en 1860.
Tuvo siempre como ideal los reinados absolutistas y quiso reconciliar a los estados alemanes. Pronto surgieron dos problemas: la expectativa de engendrar un heredero y las relaciones con Prusia. Estaba comprometido con la princesa Sofía, su prima, hermana menor de Sissí, pero después de posponer el enlace varias veces, Luis anuló el compromiso.
Luis II y su prometida, la duquesa Sofía de Baviera en 1867.
Nunca se casó. Los estudios de sus diarios sugieren que el rey, un devoto católico, tuvo problemas con su orientación sexual durante su vida adulta.
El rey Luis II, de 22 años, en 1867
Su vida política fue complicada y bastante irracional, gracias a lo que consiguió el sobrenombre de el rey loco. Luis II de Baviera.1868
A medida que se sucedieron los fracasos a lo largo de su reinado, Luis II se fue alejando de la capital, Múnich, en que debía residir un número mínimo de meses al año, cumpliendo tan sólo el mínimo exigible, dedicándose por completo a la que sería su gran obra, la razón por la que pasó a la historia. La construcción del Castillo de Neuschwanstein.
Neuschwanstein fachada principal y sus alrededores (photochrom impresión, c. 1900)
En una colina en el sur de Baviera, junto al castillo de Hohenschwangau, residencia veraniega de la familia, se hallaban a comienzos de los años 60 las ruinas de los castillos Vorderhohenschwangau y Hinterhohenschwangau.
La colina que sostendría arriba el Castillo de Neuschwanstein, visto alrededor de 1860. Las ruinas de la época medieval, los dos castillos, Vorderhohenschwangau y Hinterhohenschwangau son visibles entre los árboles
Castillo de Hohenschwangau. Fue la residencia de verano de la infancia del rey Luis II de Baviera y fue construido por su padre, el rey Maximiliano II de Baviera.
Castillo de Neuschwanstein Castillo de Hohenschwangau residencia de verano Castillo de Hohenschwangau. Residencia veraniega. Vista desde el castillo de Neuschwanstein.
Luis II, inspirado en un viaje a Alemania y otro viaje a Francia, quiso construir en esa colina un castillo que se mimetizara con la montaña y la naturaleza, siendo la envida del romanticismo europeo.
Luis II quería impregnar a su castillo de la obra de su amigo Richard Wagner y para ello recurrió a Christian Jank, un diseñador de escenarios teatrales para que esbozase la obra, que más tarde sería realizada por el arquitecto Eduard Riedel.
Luis II con Richard Wagner, el compositor de Lohengrin y muchas otras óperas románticas, en el piano.
El rey exigió dos condiciones en su construcción: primero, que fuera edificado por trabajadores bávaros y con materiales bávaros, sin apenas excepciones, lo que favoreció la creación de una poderosa artesanía en Baviera, que ha hecho de ella uno de los mayores enclaves industriales de Alemania. Y segundo, que por fuera se asemejase a los castillos de los cuentos de hadas que tanto admiraba en su juventud, mientras que por dentro contuviera todos los avances tecnológicos de la época.
Por razones técnicas, los restos de los castillos medievales situados en la colina no podían estar presentes en la obra final, por lo que se llevó a cabo la demolición de sus restos a lo largo de 1868.
La primera piedra del castillo neogótico se puso el 5 de septiembre de 1869. La construcción fue rápida comparada con obras coetáneas, consiguiendo que en tan sólo tres años las bodegas estuvieran finalizadas, y tres años más tarde toda la primera planta. Al margen del edificio principal, también se construyó una garita que estuvo finalizada en 1873, permitiendo a Luis II que se mudara allí para seguir de cerca la construcción de su gran proyecto.
El castillo fue construido con ladrillo convencional, que más tarde fue revestido con otros tipos de roca para dotarle de esplendor. La parte frontal fue recubierta de caliza, los miradores y las portadas fueron recubiertas de arenisca y los arcos, columnas, ventanas y capiteles fueron recubiertas de mármol.
Más de 200 trabajadores estuvieron implicados de forma continua en la construcción del impresionante Castillo de Neuschwanstein. Estos estuvieron dotados de un seguro por el cual quedaban cubiertos sus herederos si algún accidente fatal mataba al constructor o impedía continuar con su trabajo.
El castillo alcanzó su punto más alto en 1880, y cuatro años más tardes las dependencias internas estaban lo suficientemente avanzadas para que Luis II pudiera mudarse al edificio principal.
Dos años más tarde, en 1886, cuando la estructura externa del castillo ya estaba muy avanzada, el cuerpo sin vida de Luis II fue hallado en el lago Starnberg. Luis II de Baviera (1886)
Para aquel entonces Luis II ya había sido declarado incapaz de gobernar Baviera y estaba bajo atención psiquiátrica. El 13 de junio de aquel año, Luis II había pedido dar un paseo por las inmediaciones del castillo, para lo que fue acompañado de su psiquiatra. Ambos aparecieron ahogados en el lago, generando sospechas sobre cómo murió realmente.
Cruz en el lugar donde se encontró su cadáver en el lago de Starnberg.
Las obras del castillo de Neuschwanstein se paralizaron durante seis años, reanudándose en 1892. El diseño original del castillo fue simplificado para poder ser finalizado, ya que la construcción del mismo había dejado a la monarquía de Baviera cerca de la bancarrota, con unas deudas de más de 14 millones de marcos.
El castillo de Neuschwanstein se construyó en una época en que los castillos y las fortalezas ya no eran necesarios desde el punto de vista estratégico. Nació como una pura fantasía romántica, una composición de torres y muros que pretendía armonizarse con las montañas y los lagos.
Capricho excesivo para algunos, homenaje a la imaginación para otros, combina eclécticamente varios estilos arquitectónicos y su interior alberga múltiples piezas de artesanía no menos fantásticas. Su diseño no es funcional, sino estético, siendo en buena medida el producto de la mente de un escenógrafo teatral.
Consta de 360 habitaciones, de las cuales sólo 14 tienen un diseño totalmente terminado, decoradas con cuadros y tapices con escenas de óperas de Richard Wagner, grandes lámparas de cristal y mobiliario bañado en oro. El Castillo de Neuschwanstein fue vendido por los descendientes de Luis II al gobierno bávaro y fue postulado en la elección de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo.