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Domingo 28 ordinario A. 9 de Octubre de 2011. Jesús está hacia el final de su vida. Había predicado el “Reino de Dios”, que es de paz, justicia, alegría y amor. Ahora les achaca a los príncipes de los sacerdotes el no haber querido participar del Reino de Dios.
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Domingo 28 ordinario A 9 de Octubre de 2011
Jesús está hacia el final de su vida. Había predicado el “Reino de Dios”, que es de paz, justicia, alegría y amor. Ahora les achaca a los príncipes de los sacerdotes el no haber querido participar del Reino de Dios.
Para expresar la belleza y alegría del Reino de Dios, lo expresa con el ejemplo de la fiesta más hermosa que podía haber entonces: La Boda del hijo del rey.
Hoy el evangelio nos trae la parábola de los invitados al banquete. Según el evange-lista san Mateo. Mt 22, 1-14 Y dice así:
y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
“El reino de los cielos se parece a un rey que celebra-ba la boda de su hijo.
Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisie-ron ir.
Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda”.
Los convidados no hicieron caso. Uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios.
Los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.
envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían”
Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda”.
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos.
Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta.
y le dijo: “¿Cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?”
Entonces el rey dijo a los camareros: “Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas”
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos” Palabra del Señor
La primera idea que nos dice hoy Jesús es: El Reino de los cielos es algo muy hermoso y alegre.
Por lo tanto: vivir en gracia, que es la amistad con Dios, es vivir ya una alegría, que será plena en el cielo.
El Reino de Dios no es lo mismo que la Iglesia. Ésta es una institución fundada por Jesucristo para buscar y conseguir el Reino de Dios. Este Reino de Dios, que es sobre todo interno, se puede conseguir fuera de la Iglesia; pero suele ser mucho más difícil.
El hecho es que conseguir el Reino de Dios da la verdadera felicidad. Se ha criticado mucho a la religión como que se opone a la felicidad del ser humano. Pero no es verdad si la religión es verdadera. A veces pueden confundir algo los caminos que algunos emplean, dentro de la religión, para querer conseguir el Reino.
Suele haber mucha ignorancia sobre la vida de las personas que viven plenamente la fe, ya que es una vida que suele “ir por dentro”. Pero hay mucha alegría cuando uno sabe porqué está en la vida, cuál es el sentido de la vida y cuando uno se siente lleno del amor de Dios, que se manifiesta en el servicio a los demás. Uno está alegre cuando siente su vida plenamente realizada.
Desgraciadamente en la Iglesia a veces damos una imagen de vida algo triste; pero no debiera ser así. Si sabemos que vamos a una fiesta eterna con Dios, no podemos dejar que nos domine la tristeza. Esto pasa cuando nos fijamos sólo en lo negativo de la vida.
Hay que saber valorar los aspectos positivos, que son anuncio de la gran fiesta eterna. Debemos ser mensajeros de la alegría eterna de Dios.
Hoy en la parábola se recalca la posición de los que no aceptan el banquete. Significa un rechazo al mismo rey. Unos se preocupan más de sus negocios y otros matan a los mismos mensajeros. Es una crítica severa contra los jefes de los judíos.
Continúa la parábola: Dios invita a todos. Todos pueden entrar en el Reino, “buenos y malos”. Pero para permanecer allí, debe haber una actitud de cambio. No se puede decir que uno está en el Reino, si permanece en la maldad.
Por eso se necesita una vestidura adecuada. Aquel que fue echado estaba manifestando un desprecio hacia el rey, pues, si uno era pobre, se le prestaba un vestido conveniente.
El vestido en la Biblia suele ser un símbolo de la unión de Dios con su pueblo. Si Dios nos llama a su fiesta es porque quiere estar unido con nosotros. Significa tener la gracia, que es al mismo tiempo nuestra felicidad.
Cuando se habla del Reino de los cielos, muchos piensan en algo futuro y lejano. Pero Jesús nos dice: “Ya tengo preparado el banquete”. Ya podemos gustar ese bien. Algunos santos nos hablan de no poder resistir tanta alegría. Una parte de esta alegría se aprecia, cuando hay encuentros de fe, donde uno puede ponerse en contacto con otras personas que viven “a tope” esa fe. Se puede sentir una gran alegría del Reino, aunque sabemos que plena sólo puede ser en el Reino definitivo.
Hoy en la 1ª lectura el profeta Isaías habla de un gran festín para los que buscan estar con Dios. Se trata de la grandeza del amor de Dios. A veces empequeñecemos a Dios. El proyecto de Dios es grandioso en comparación con nuestros mezquinos proyectos. Is 25, 6-10a
Aquel día, el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país. -Lo ha dicho el Señor-. Aquel día se dirá: "Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte."
Para prepararnos al banquete del cielo tenemos el banquete de unión con Cristo que es la Eucaristía. Jesús nos espera en la Eucaristía para darse Él mismo como supremo banquete de amor.
Se necesita mucha fe para ver que la Eucaristía es una fiesta. Por eso hay tantos que ponen “excusas” para no asistir: ocupaciones materiales, sus negocios. Y hasta inventan motivos para “matar” la fe. Jesús sigue llamando a todo el que quiera ser su amigo. Es el abrazo más íntimo del amor de Dios.
Para poder recibir a Jesús y darle este abrazo en amistad, necesitamos tener el alma limpia de pecado. Aquí, el vestido blanco es símbolo de la blancura del alma.
La Eucaristía es la fiesta del Amor Si nos falta la fe o la alegría, pidámoslo a ese Señor y Amigo que viene a abrazarnos. Entonces comer a Jesús en la Eucaristía será una fiesta.
Ven, come mi pan, ven con amor, sáciate. Automático
Ven, parte tu pan, jamás separes, vive el amor. Comed mi pan.
Comer tu pan, comer tu pan, comer tu pan es una fiesta.
Partir tu pan, partir tu pan, partir tu pan, es la gran fiesta.
Eres el pan de vida, a todos nos lo das;
Comerte es una fiesta.
También compartir nuestro pan.
comer tu pan……. es una fiesta.
Partir tu pan…….. es la gran fiesta.