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Tablero de ajedrez. ¿ H ombre soy, o soy más bien un grito en movimiento sobre el ajedrez posicionado de la vida? V oy saltando cuadro a cuadro el ajedrez blanco-negro de la vida como peón anónimo que cae sacrificado, en aquella jugada mal apercibida,
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¿Hombre soy, o soy más bien un grito en movimiento sobre el ajedrez posicionado de la vida? Voy saltando cuadro a cuadro el ajedrez blanco-negro de la vida como peón anónimo que cae sacrificado, en aquella jugada mal apercibida, a la mano que acaricia complacida la pieza cobrada al contrario. ……………………………………………..
De impotencia y de rabia he gritado muchas veces el dolor por cada pieza perdida que araña el orgullo y duele como duele la soledad del huérfano despeñándose estructura abajo de su ser. ……………………………………………………..
Mas sé que cuando esta carcacha de hombre que me envuelve descanse en las tierras baldías del olvido, más acá de la sombra o la distancia, quedarán intactas las cosas que yo amé. ………………………………………………………
Sobre el tablero a cuadros del ajedrez blanco-negro de la vida subsistirá la ingenuidad cuasi inmaterial de cada cosa con su nombre y apellidos: noche, ciudad, viento, escarcha y amigos, por ser las cosas que yo amé. ……………………………………………………
Igual que amé la nieve, el rocío, la fuente, el relente y el río. Y tras el jaque mate final, terminada que haya sido mi vida, mis labios tal vez clamarán: recomencemos la partida. ………………………………………………
Sobre el tablero a cuadros del ajedrez blanco-negro de la vida subsistirá la ingenuidad cuasi inmaterial de cada cosa con su nombre y apellidos: noche, ciudad, viento, escarcha y amigos, por ser las cosas que yo amé. Igual que amé la nieve, el rocío, la fuente, el relente y el río. Y tras el jaque mate final, terminada que haya sido mi vida, mis labios tal vez clamarán: recomencemos la partida. Juan Manuel del Río ¿Hombre soy, o soy más bien un grito en movimiento sobre el ajedrez posicionado de la vida? Voy saltando cuadro a cuadro el ajedrez blanco-negro de la vida como peón anónimo que cae sacrificado, en aquella jugada mal apercibida, a la mano que acaricia complacida la pieza cobrada al contrario. De impotencia y de rabia he gritado muchas veces el dolor por cada pieza perdida que araña el orgullo y duele como duele la soledad del huérfano despeñándose estructura abajo de su ser. Mas sé que cuando esta carcacha de hombre que me envuelve descanse en las tierras baldías del olvido, más acá de la sombra o la distancia, quedarán intactas las cosas que yo amé.