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Los pacientes ancianos tienen un deterioro “fisiológico” de la función renal, especialmente cuando se asocia HTA de larga evolución que pueda llevar a nefroangioesclerosis. Esta paciente, además de la afectación renal, presenta un mayor riesgo vascular por afectación previa de órganos diana: ICT.
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Los pacientes ancianos tienen un deterioro “fisiológico” de la función renal, especialmente cuando se asocia HTA de larga evolución que pueda llevar a nefroangioesclerosis. Esta paciente, además de la afectación renal, presenta un mayor riesgo vascular por afectación previa de órganos diana: ICT. El cálculo estimado de la función renal muestra un aclaramiento de creatinina basal, por Cockcroft-Gault, de 38,5 ml/min, y ello supone una insuficiencia renal avanzada, estadio 3. En estos pacientes, la administración de fármacos que bloqueen el SRAA predispone a la posibilidad de hiperpotasemia cuando se añaden otros factores de riesgo (en este caso, suplementos de potasio, deplección de volumen y cuadro infeccioso viral).
La analítica de rutina para el estudio de la infección demuestra un deterioro de la función renal e hiperpotasemia. La causa más frecuente de edema en pacientes obesos y ancianos, con poca movilidad, es la insuficiencia venosa. En esta paciente, ante la ausencia de proteinuria, se descarta la posibilidad de edema de origen renal. Los antagonistas del calcio han podido contribuir también a facilitar la aparición de edemas.
Ante cualquier deterioro de función renal, es imprescindible interrogar al paciente sobre toma de AINE, sobre todo como automedicación no controlada. Los AINE asociados a IECA y deplección de volumen pueden condicionar deterioro de función renal, con hiperpotasemia asociada. La toxicidad más frecuente de los AINE es a nivel aparato digestivo, por lo que se deben administrar siempre con protección gástrica. Evitar yatrogenia controlando automedicación. Es recomendable realizar un control analítico a la semana de asociar diuréticos e IECA, para detectar y prevenir precozmente un posible deterioro de función renal.
Paciente anciano con ateromatosis importante y lesión en varios órganos diana (alto riesgo vascular) en el que se añaden otros factores de riesgo para deterioro renal, como la situación de IRC basal y la toma ocasional de AINE. Para la valoración de la función renal, la creatinina sérica aislada no es el mejor reflejo de la función renal. Es preciso estimar el aclaramiento mediante cálculo por fórmula. El tratamiento de base para su HTA no sólo cubría el control de cifras tensionales: IECA por su riesgo CV e IAM, betabloqueante por su IAM y diurético por insuficiencia cardiaca. Lapresentación de dos cuadros de insuficiencia cardiaca llevó a cambiar la furosemida por espironolactona. No obstante, en el estudio RALES, que avala esta actitud, la espironolactona mejoró la supervivencia en pacientes con una media de 65 años y con insuficiencia cardiaca grado II-IV, además de administrar dosis de 25 mg/día del fármaco, más bajas que las prescritas en nuestro enfermo. Una correcta aplicación de las sugerencias del estudio RALESpropugnaría administrar espironolactona a una dosis inicial de 12,5-25 mg/día; no se debería haber retirado la furosemida, era necesario realizar una monitorización de electrolitos, por la sumación de factores de riesgo para presentar hiperpotasemia.
Las consecuencias de la hiperpotasemia pueden ser graves, incluyendo arritmias, que pueden progresar a ritmo idioventrícula y parada cardiorrespiratoria. El tratamiento puede requerir la realización de diálisis urgente. El mejor tratamiento debe ser la prevención y reconocimiento de situaciones de riesgo.