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PSICOLOGÍA SOCIAL. Curso 2009-10. PROFESORA : Mª Teresa Sanz de Acedo Baquedano. TEMA 8. Conducta de Ayuda, Conducta Prosocial y Altruismo. TEMA 8: CONDUCTA DE AYUDA, CONDUCTA PROSOCIAL Y ALTRUISMO. 1.- Introducción
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PSICOLOGÍA SOCIAL Curso 2009-10 PROFESORA: Mª Teresa Sanz de Acedo Baquedano
TEMA 8: CONDUCTA DE AYUDA, CONDUCTA PROSOCIAL Y ALTRUISMO 1.- Introducción 2.- Historia del estudio de la Conducta de Ayuda desde la Psicología Social 3.- Conceptos básicos: Conducta prosocial, Conducta de ayuda, Altruismo y Cooperación 4.- Tres niveles de análisis en el estudio de la conducta de ayuda, la conducta prosocial y el altruismo 4.1. Los orígenes de las tendencias prosociales en las personas: El nivel micro 4.1.1. Las teorías de las evolución 4.1.2. Bases biológicas y genéticas de la conducta prosocial 4.1.3. El desarrollo de tendencias prosociales 4.1.4. Personalidad y Conducta Prosocial
4.2. La conducta prosocial interpersonal: El nivel meso 4.2.1. ¿Por qué ayudamos a los demás? 4.2.2. ¿Quién es más probable que ayude a otros? 4.2.3. ¿A quién es más probable que ayudemos? 4.2.4. ¿Cuándo ayudamos? 4.2.5. ¿Todo el mundo quiere que se le ayude? 4.3. La conducta prosocial grupal: El nivel macro 4.3.1. La conducta de ayuda planificada: el voluntariado 4.3.2. ¿Por qué las personas se hacen voluntarias? 4.3.3. ¿Por qué las personas se mantienen como voluntarias? 4.3.4. Las consecuencias del voluntariado… para los propios voluntarios
El objetivo de este capítulo consiste en: Explicar y describir en qué consiste una extensa categoría de comportamientos que, en general, la sociedad define como beneficiosos para otras personas. Entre dichos comportamientos podemos señalar la conducta prosocial, la conducta de ayuda y el altruismo (se suelen utilizar de manera intercambiable, pero cada uno de ellos se refiere a un proceso diferente).
En lugar de seguir el esquema tradicional, vamos a basarnos en el guión utilizado por Penner, Dovidio, Piliavin y Schroeder (2005), por tres razones: 1º) Es la revisión más actual y más completa sobre el tema desde la Psicología Social; 2º) Estos autores han sido algunos de los más representativos junto con Batson, Bierhoff o Cialdini sobre el estudio de la conducta prosocial, conducta de ayuda y altruismo; 3º) Seguir este guión (aunque sea con ligeras modificaciones) permitirá ampliar aquellos aspectos que se consideren más interesantes para el lector.
1º/ Una breve historia del interés que la Psicología Social ha mostrado por la conducta prosocial. R E S U M E N D E L C A P Í T U L O 2º/ Una definición de los conceptos clave relacionados con la conducta prosocial. 3º/ Una descripción de la investigación que se ha llevado a cabo en este campo desde la Psicología Social. Se seguirá el esquema planteado por Penner y cols. (2005) con otro orden diferente, por encontrar el cambio más lógico y didáctico.
Los tres niveles de análisis donde se puede estudiar la conducta prosocial, la conducta de ayuda y/o el altruismo (Penner y cols., 2005): 1/ EL “NIVEL MICRO” Se centra en conocer el origen de las tendencias prosociales en las personas. 2/ EL “NIVEL MESO” El centro de interés es la conducta de las personas que dan o reciben ayuda dentro de un contexto específico. 3/ EL “NIVEL MACRO” Incluye las conductas prosociales a nivel grupal y en el contexto de organizaciones de cualquier tipo.
2.- Historia del estudio de la Conducta de Ayuda desde la Psicología Social
En 1908, el psicólogo británico William McDougall escribió un manual de Introducción a la Psicología Social donde examinaba el impacto ejercido por las variables sociales en el comportamiento de las personas. • Una de dichas variables era la conducta prosocial, a la que ofreció una explicación biológica (se producía como consecuencia del instinto parental). • La primacía conductista que dominó la Psicología Social hizo que estas ideas no se considerasen muy populares. • Por eso, se dio un vacío de casi sesenta años donde dichas conductas apenas fueron tenidas en cuenta dentro de la Psicología Social. • En los años 70 es cuando se comienzan a escribir monografías sobre el tema. • A mediados de los años 80 cuando el altruismo y la conducta de ayuda empiezan a aparecer como un área de interés en los principales manuales de Psicología Social. • Lo verdaderamente impactante es que un solo hecho (la muerte en 1964 de Kitty Genovese) hizo que la conducta de ayuda resultase atractiva para su estudio por parte de la Psicología Social. (Ver Cuadro 8.1. de la pág. 334)
El 13 de marzo de 1964 Catherine (Kitty) Genovese fue atacada por un violador con un cuchillo cuando regresaba a su apartamento de Nueva York a las 3 de la madrugada. Ella gritó diciendo que le apuñalaban. Mientras los vecinos miraban desde las ventanas, ella estuvo intentando escapar durante 35 minutos. Cuando el atacante se marchó, alguien llamó a la policía, y al rato ella murió. A pesar de haber 38 personas presenciándolo desde las ventanas de sus apartamentos, ninguna fue capaz de llamar a la policía hasta 30 minutos después de que empezó. Se produjo una emergencia y nadie intervino para ayudar. (Cuadro 8.1. de la pág. 334 del libro).
Entre los años 70 y 80, el interés se centró en averiguar por qué se ayuda (debate sobre si la gente ayudaba por auto-interés o porque estaba motivada en satisfacer las necesidades del otro sin recibir a cambio ningún tipo de recompensa). • Esta situación llamó la atención de dos psicólogos Latané y Darley, que comenzaron a investigar el efecto del espectador. • Su principal interés era averiguar cuándo las personas ayudaban y cuándo no lo hacían. • En los años 90 es cuando se ha comenzado a estudiar por qué los individuos forman grupos para ayudar a otros individuos y cuál es la mejor forma de gestionar el comportamiento de ayuda planificado. • El voluntariado tradicional es el principal representante del denominado comportamiento de ayuda planificado (se estudiará al final del tema).
3.- Conceptos básicos: Conducta prosocial, Conducta de ayuda, Altruismo y Cooperación
La Conducta prosocial es un término general que se refiere a: Todos aquellos comportamientos que benefician a los demás, tanto a individuos como a colectivos. Incluye cualquier acto de ayuda a los demás, con independencia de los motivos de quien realiza dicha ayuda. De hecho, puede estar basada en una mezcla de motivos altruistas y egoístas. Muchas conductas prosociales no son altruistas. Ya que la conducta prosocial incluye toda conducta definida por una sociedad como beneficiosa para otras personas y para el sistema social.
La Conducta de ayuda es más específica: Se suele definir como la realización de una acción que beneficia o mejora el bienestar de otra persona.
El Altruismo es un concepto mucho más restrictivo: Fue introducido en el lenguaje científico y filosófico por Comte para oponerla a la idea de egoísmo. Tiene un componente adicional a las conductas prosocial y de ayuda, y es que la motivación de la persona que realiza la ayuda se caracteriza por el énfasis en las necesidades de la otra persona. En la definición de altruismo se pone el énfasis en la intención de quien realiza la ayuda: no ha de tener expectativas de recibir ningún beneficio personal es “una atención desinteresada por el cuidado del bienestar de los demás”.
Hay que tener mucho cuidado en no confundir estos tres términos porque, como acabamos de ver, no significan lo mismo a pesar de ser muy parecidos: 2/ CONDUCTA DE AYUDA 1/ CONDUCTA PROSOCIAL 3/ ALTRUISMO
Un último concepto que está íntimamente relacionado es el de Cooperación: Incluye a dos o más personas que trabajan conjuntamente hacia una meta común que les beneficiará a todos.
4.- Tres niveles de análisis en el estudio de la conducta de ayuda, la conducta prosocial y el altruismo
Este apartado ha sido dividido en tres epígrafes para facilitar la compresión del comportamiento de ayuda: PRIMERO Se centra en conocer cuáles son los orígenes de la conducta de ayuda, el comportamiento prosocial y el altruismo. SEGUNDO Se planteará no uno sino varios interrogantes sobre los procesos que hacen que una persona ayude o no a otra. TERCERO Cómo se puede explicar que una persona como representante de un grupo, o un grupo en sí, ayuden a otras personas o grupos.
4.1. LOS ORÍGENES DE LAS TENDENCIAS PROSOCIALES EN LAS PERSONAS: EL NIVEL MICRO • Penner y cols. (2005) recogen en este nivel la investigación que se centra en averiguar los orígenes de las tendencias prosociales en los humanos y en conocer las posibles causas de las diferencias individuales en este tipo de comportamientos. • Para poder explicar los orígenes de dichas tendencias prosociales recorreremos las explicaciones dadas por: 1) Las teorías de la evolución: la selección del parentesco, el altruismo recíproco y la selección de grupo. 2) Las bases biológicas y genéticas de la conducta prosocial: los afectos biológicos en general y la empatía. 3) La Psicología del desarrollo. 4) La Psicología de la personalidad.
4.1.1. LAS TEORÍAS DE LA EVOLUCIÓN EXPLICACIÓN Los tres mecanismos principales propuestos desde esta perspectiva para explicar por qué las personas ayudan a los demás son: 1) La selección por parentesco 2) El altruismo recíproco 3) La selección de grupo - En general, estas tres explicaciones coinciden en afirmar que las tendencias prosociales existen en los seres humanos porque estamos genéticamente predispuestos a actuar prosocialmente.
SELECCIÓN POR PARENTESCO • Desde esta perspectiva, la conducta altruista se produce porque suele existir algún tipo de ventaja para aquel que ayuda a sus parientes, que será mayor cuanto más cercano sea el pariente. • Algunos autores no creen que esto sea altruismo, ya que el donante de la acción obtiene un beneficio. • La selección por parentesco se basa en que lo realmente importante es el éxito en la transmisión genética a los miembros de la generación siguiente. • Los padres que prefieren el bienestar de sus hijos antes que el propio, tienen mayor probabilidad de que sus genes se conserven para la posteridad, es lo que se denomina eficacia biológica inclusiva. • Estos trabajos han recibido críticas como que: -El principio basado en la norma de responsabilidad social (señala que las personas deberían ayudar a quienes dependen de ellos) no fue controlado en dichos estudios; -La concepción de familia no es igual en todas las culturas y eso puede influir en el comportamiento de las personas. • La literatura muestra que existe una correlación entre: -El porcentaje de genes que dos individuos comparten y la voluntad de ayudarse entre sí y -Las personas están más dispuestas a ayudar a sus familiares que a quienes no lo son (Barret, Dunbar y Lycett, 2002).
Un trabajo que consigue acabar con esta crítica es el de Burnstein, Crandall y Kitayama (1994) donde concluyen que: 1) En situaciones de vida o muerte: las personas prefieren ayudar a los parientes más cercanos que a los menos cercanos, a los jóvenes que a los ancianos, a los sanos que a los enfermos, a los ricos que a los pobres e incluso a las mujeres en período premenstrual que postmenstrual. En definitiva se ayuda más al que más posibilidades tiene de salir adelante por sí mismo una vez recibida la ayuda. 2) En situaciones cotidianas: se le da menos importancia al parentesco y se ayuda más por ejemplo: al enfermo que al sano y al pobre que al rico. • En esta línea hay estudios curiosos sobre cómo funciona la conducta prosocial dentro de la misma familia. Por ejemplo, Euler y Weitzel (1996): 3) La certeza de los abuelos de que sus nietos son realmente sus descendientes está relacionada con la ayuda que les proporcionan. Además, la ayuda es mayor en los abuelos maternos que en los paternos.
ALTRUISMO RECÍPROCO • La norma de reciprocidad: dice que deberíamos ayudar a quienes nos ayudan. • Esta norma es una evidencia indirecta de que el altruismo recíproco es una expresión genética del altruismo. Además, su influencia es muy fuerte y se muestra en culturas diferentes. • ¿Qué sucede cuando se dan situaciones de altruismo entre personas que no están emparentadas? En este caso se acude a otra explicación: el altruismo recíproco. • Al igual que antes aludíamos a la norma de responsabilidad social, existe otra norma que puede ayudarnos a explicar este tipo de comportamiento de ayuda, que es la norma de reciprocidad. • El término altruismo recíproco fue acuñado por Trivers (1971): es el proceso por el cual la persona que recibe la ayuda de alguien lo hace bajo la convicción de que deberá devolverla. • El principio de reciprocidad es universal (en mayor medida en grupos de personas donde se hace más saliente empatizar), se produce también en los animales y en grupos pequeños como el caso de los primates o las sociedades humanas primitivas. • La literatura muestra que las personas están más dispuestas a ayudar a quienes les han ofrecido su ayuda anteriormente y además, ayudar a otros incrementa su estatus dentro de su comunidad. • No existe un solo tipo de reciprocidad. Bierhoff (2002) realiza una clasificación de los niveles de reciprocidad en función de la dependencia que existe entre el donante de ayuda y el receptor.
Pseudocontingencia: la dependencia entre el donante y el receptor es mínima (p.ej.: a alguien se le cae algo y se lo devolvemos pero no le volveremos a ver nunca más). N I V E L E S D E R E C I P R O C I D A D Contingencia asimétrica: existe una dependencia unilateral y el receptor necesita la ayuda del donante (p.ej.: la donación de sangre). Contingencia reactiva: comportamiento de ayuda en las emergencias. Contingencia mutua: el intercambio de conductas de ayuda como reciprocidad (p.ej.: “hoy por ti, mañana por mi”).
LA SELECCIÓN DE GRUPO • El principal problema es que esta teoría no ha sido científicamente sometida a prueba por su dificultad, y el argumento que plantea parece más lógico que empírico. • Esto no implica que la teoría sea incorrecta, sólo que es aceptada por unos científicos y no por otros. • Un tercer mecanismo para explicar el altruismo desde la perspectiva de la evolución es la selección de grupo. • Según esta teoría, cuando dos grupos compiten entre sí, aquel que tenga más personas dispuestas a sacrificarse por su grupo de manera altruista será capaz de quedar por encima de un grupo en el que predominen las personas egoístas. • Las tres teorías han sido criticadas desde el aprendizaje social, ya que no pueden explicar cómo es posible que se repita el altruismo cuando en la mayoría de las ocasiones no existe ningún refuerzo por realizar dichas acciones. • Penner y cols. (2005) señalan que la propuesta de considerar que las tendencias prosociales pasan de generación en generación vía genes tiene dos implicaciones: 1) Debería haber procesos fisiológicos o neurológicos que favorecieran que la conducta altruista tenga lugar. 2) Al menos algunos de los mecanismos que facilitan la conducta prosocial son heredados. Esto se reflejaría en el interés por conocer las bases biológicas y genéticas de la conducta prosocial.
4.1.2. BASES BIOLÓGICAS Y GENÉTICAS DE LA CONDUCTA PROSOCIAL EXPLICACIÓN Desde esta perspectiva se asume que las personas no realizan la conducta prosocial reflexivamente, aunque sí existe un estado afectivo o emocional que antecede a dicha conducta. Los acercamientos a la conducta prosocial desde esta perspectiva se han basado en dos cuestiones: 1) Los efectos biológicos, en general 2) Un aspecto afectivo en particular, la empatía
LA EMPATÍA LOS AFECTOS BIOLÓGICOS • La empatía consiste en la habilidad de ponerse en el lugar de los demás y ser capaz de experimentar sus mismas emociones. • La literatura señala que muchas respuestas empáticas preceden a conductas prosociales y que la empatía aparece desde la más temprana infancia, lo cual nos llevaría a pensar que es algo innato. • Buck (2002), señala que existen afectos prosociales y afectos egoístas: -El hemisferio cerebral izquierdo está más asociado con las conductas y emociones prosociales que el derecho, dichas emociones y conductas facilitan la comunicación y la cooperación entre los miembros de una especie. No existe una clara evidencia empírica. • En cualquier caso, el avance en las técnicas utilizadas puede avanzar el conocimiento en un futuro. Preston y De Waal (2002) elaboran el modelo de “Percepción-Acción” para tratar la empatía desde el punto de vista de la anatomía. Según este modelo: si una persona presta atención al estado emocional de otra, esto activa una representación de dicho estado emocional que genera una respuesta asociada a dicho estado (“Neuronas espejo”). No obstante, no se ha identificado una zona concreta del cerebro donde reside la empatía.
Demasiado simple en la relación que establece entre los procesos neurológicos y la respuesta empática. No hay una teoría consistentemente probada. b) No tiene en cuenta los múltiples contextos sociales en los que se producen los procesos de comunicación emocional y empatía. c) No se distingue entre: empatía, simpatía y malestar personal. d) No se tiene en cuenta las posibles consecuencias negativas de la empatía para el que la siente. e) No ha sido realmente probado ni en humanos ni en animales. Críticas al modelo de “Percepcion-Acción”:
4.1.3. EL DESARROLLO DE TENDENCIAS PROSOCIALES EXPLICACIÓN En este apartado se recogen las diferencias individuales en el origen y las causas del comportamiento prosocial desde la perspectiva de la Psicología del desarrollo. Una de las variables que desde la Psicología del desarrollo se han relacionado con la conducta prosocial es el: 1) Temperamento: que por sí solo no es el causante del comportamiento prosocial, pero sí interactúa con otras variables.
En la investigación realizada con adultos, existe evidencia de que las personas son más proclives a ayudar cuando están de buen humor (aunque dicho efecto positivo tiene sus limitaciones en el tiempo). • Menos consistentes son los estudios que se centran en los efectos del mal humor. • Las personas que tienen tendencia a mostrar emociones positivas también están más dispuestas a actuar prosocialmente. Las personas con propensión a mostrar emociones negativas (ansiedad o tristeza), tendrían una menor tendencia a realizar acciones prosociales. • Se han demostrado especialmente en estudios con niños. • Si tenemos en cuenta lo anterior, podría resultar relativamente sencillo entrenar a los niños y adolescentes a comportarse de manera prosocial. • Se podría fomentar en el aula las emociones positivas y enseñar a controlar las negativas mediante un role-playing. • Desde la Psicología del desarrollo también se acepta que factores ambientales (p.ej.: tener una madre que muestra empatía o compañeros que poseen conductas prosociales) están relacionados con el aumento de las tendencias de comportamiento prosocial.
4.1.4. PERSONALIDAD Y CONDUCTA PROSOCIAL EXPLICACIÓN La idea de que existen diferencias individuales en las tendencias a comportarse de manera prosocial y de que dichas diferencias se deban a la personalidad, es algo que sólo se ha tomado en serio a mediados de los años noventa. Un repaso de los trabajos que se hicieron antes de ese periodo son: • Carlo, Eisenberg, Troyer, Switxer y Seep (1991) 2) Satow (1975) 3) Bierhoff, Klein y Kramp (1991) 4) Oliner y Oliner (1988)
PERSONALIDAD PROSOCIAL • La personalidad prosocial: se caracterizaría por mantener una preocupación por el bienestar de los demás, sentir compasión por los otros, y actuar guiado por dichos motivos para ayudar a las personas a conseguir y mantener dicho bienestar. • Penner, Fritzsche, Craiger y Freifeld (1995) desarrollaron una medida de la personalidad prosocial basada en dos factores: 1º) Empatía orientada hacia los otros: mide empatía y responsabilidad hacia las necesidades de los demás. 2º) Amabilidad: mide la experiencia pasada y presente sobre la ayuda que se ha realizado a otros. • Ambos factores están positivamente relacionados con la tendencia a mostrarse como una persona agradable, ponerse en el lugar del otro, conductas de ayuda interpersonal y acciones de voluntariado, etc. • En resumen, existen una serie de rasgos de personalidad relacionados con la conducta prosocial. Sin embargo, no se sabe por qué dichos rasgos llevan a las personas a comportarse de manera prosocial. Este aspecto es realmente importante, ya que ayudaría a educar y entrenar a las personas jóvenes y adultas para que dichos comportamientos formasen parte de sus hábitos.
4.2. La conducta prosocial interpersonal: EL nivel meso 4.2.1. ¿Por qué ayudamos a los demás? 4.2.5. ¿Todo el mundo quiere que se le ayude? 4.2.2. ¿Quién es más probable que ayude a otros? 4.2.4. ¿Cuándo ayudamos? 4.2.3. ¿A quién es más probable que ayudemos?
4.2.1. ¿POR QUÉ AYUDAMOS A LOS DEMÁS? Se han propuesto tres mecanismos para tratar de explicar esta cuestión: 1/ EL APRENDIZAJE 2/ LOS VALORES SOCIALES Y PERSONALES 3/ LA ACTIVACIÓN O LA EMOCIÓN
EL APRENDIZAJE • La perspectiva del aprendizaje propone: que las personas aprenden a ayudar por los principios del refuerzo y del modelado: 1) El refuerzo: los niños aprenderán a ayudar si son reforzados por ello. 2) El modelado: fomentar la conducta de ayuda en los niños a través de programas de televisión que utilicen dichos modelos. LOS VALORES MORALES SOCIALES Y PERSONALES • La perspectiva basada en los valores sociales y personales postula: que hay normas que tenemos interiorizadas (la responsabilidad social y la reciprocidad) y que nos dictan cuándo deberíamos ayudar a una persona. • Schwartz (1977) trabajó sobre la diferencia entre normas sociales y normas personales. En 1981 junto con Howard propone su modelo procesual de altruismo con cinco pasos: a) atención; b) motivación; c) evaluación; d) defensa y e) conducta. • Las personas desarrollan también normas de justicia social como p.ej.: la equidad. • Las normas de responsabilidad social (debemos ayudar a quien depende de nosotros), reciprocidad y justicia social, parecen comunes en todas las sociedades.
LA ACTIVACIÓN Y LA EMOCIÓN • Las teorías que se basan en estos mecanismos defienden que, cuando las emociones se activan, las personas pueden ayudar a los demás para: 1) Reducir su propio malestar o Modelo del alivio del estado negativo: se interpretaría como una motivación egoísta. El sujeto ayuda sin tener en cuenta el problema de la víctima, la conducta de ayuda sólo es una alternativa para solucionar la activación negativa. Su principal defensor es Robert Cialdini. 2) Mejorar el bienestar de la otra persona: el sujeto se pone en el lugar de la otra persona (empatía) porque quiere mejorar su bienestar, es decir, por una motivación altruista. Su principal defensor es Daniel Batson. • Hoffaman (1992) acepta dos tipos de definiciones sobre empatía: 1) La empatía cognitiva: se refiere a tomar la perspectiva de la otra persona. 2) La empatía emocional: consisten en tratar de experimentar las mismas respuestas emocionales que experimenta la otra persona (empatía paralela), o reaccionar emocionalmente ante las experiencias que esa otra persona está viviendo (empatía reactiva). Es lo que se conoce como simpatía. A) La empatía ejerce su influencia en: el contexto interindividual, el contexto intergrupal y además, se puede entrenar a través de ejercicios de role-playing.. B) Escala de empatía de Davis (1980,1983) conocida como Índice de Reactividad Interpersonal (IRI) presentada en el Cuadro 8.2. (págs. 357-358)
4.2.2. ¿QUIÉN ES MÁS PROBABLE QUE AYUDE A OTROS? Dos son los aspectos particulares que han llamado la atención a los investigadores desde la óptica de la Psicología Social: 2º/ ¿SE AYUDA POR IGUAL EN TODAS LAS CULTURAS? La respuesta es negativa. Ver estudios de Feldman (1968); Leung y Bond (1984). 1º/ ¿AYUDAN MÁS LAS MUJERES QUE LOS HOMBRES? Depende de diversas variables. Leer los diferentes estudios (páginas 359-360 del libro).
4.2.3. ¿A QUIÉN ES MÁS PROBABLE QUE AYUDEMOS? El comportamiento de ayuda está influido por las características de la persona que necesita dicha ayuda. En general, ayudamos más: -A quienes encontramos atractivos y/o nos gustan por cualquier motivo, -A quienes son similares a nosotros -A las personas de nuestro propio grupo en comparación con las que personas que pertenecen a otros grupos y -A quienes merecen que se les ayude. Leer en las páginas 362-366 del libro, algunos ejemplos de las investigaciones que han hecho que se pueda llegar a estas conclusiones.
4.2.4. ¿CUÁNDO AYUDAMOS? En este epígrafe se podría dar respuesta a dos cuestiones: 2ª/ CUÁNDO NO LO HACEMOS El Modelo de activación y coste-recompensa (Piliavin, Dovidio, Gaertner y Clark, 1981) trata de dar respuesta a la segunda cuestión. 1ª/ CUÁNDO AYUDAMOS El Modelo de decisión sobre la intervención en emergencias (Latané y Darley, 1970) trata de dar respuesta a la primera cuestión.
EL MODELO DE DECISIÓN SOBRE LA INTERVENCIÓN EN EMERGENCIAS • El modelo propone: que el hecho de que una persona ayude o no a otra depende de una serie de decisiones que incluyen reconocer que algo pasa, que la situación realmente requiere que alguien ayude, tomar la responsabilidad personal de ayudar, considerar capaz de ayudar y decidir cómo hacerlo (Latané y Darley, 1970). • Los autores realizaron un experimento teniendo en cuenta el número de observadores en una situación de emergencia. Su hipótesis se confirmó, es decir, que cuantos más participantes había en el experimento, menor fue el porcentaje de sujetos que intentó ayudar. Ver Figura 8.2. (pág.368 del libro). Además, cuando alguien trató de ayudar en cualquiera de los casos, tardaron más tiempo aquellos que estaban en la misma situación en la cual había más personas. • Efecto del observador: cuantas más personas están presentes en una situación de ayuda, es menor la probabilidad de que alguien se decida a ayudar y tardará más tiempo en hacerlo. • Como consecuencia de estos resultados, Latané y Darley (1970) elaboran un modelo de cinco pasos. De tal manera que sólo se realizará la conducta de ayuda si se dan todos los pasos. El Cuadro 8.3 (pág. 368-369) los expone detalladamente y la Figura 8.3. (pág. 370) lo muestra esquemáticamente.
EL MODELO DE ACTIVACIÓN Y COSTE-RECOMPENSA • El modelo plantea: una visión “económica” del comportamiento humano, es decir, sobre cómo la relación entre costes y beneficios llevan a la persona a ayudar o a no hacerlo (Piliavin, Dovidio, Gaertner y Clark, 1981). • Según éste, las personas están motivadas para maximizar sus recompensas y minimizar sus costes. Primaría el propio interés, y ante una situación de ayuda las personas analizarían previamente el contexto antes de decidir, sopesarían los costes y las recompensas y tomarían la decisión que mejor satisficiera sus intereses personales. Las personas ayudarían si los beneficios de ayudar son mayores que los de no ayudar. • El modelo recoge el tipo de respuesta que dará el observador en función de su percepción de los costes de ayudar (bajos o altos) frente a los de no hacerlo (bajos y altos). Ver Tabla 8.1. (pág. 371 del libro).
4.2.5. ¿TODO EL MUNDO QUIERE QUE SE LE AYUDE? Para saber hasta qué punto las personas desean que otros les ayuden, es necesario diferenciar entre: 1º/ LA AYUDA QUE SE PIDE 2º/ LA QUE SE RECIBE SIN SOLICITARLA
LA AYUDA QUE SE PIDE • Según Nadler (1991) que una persona decida o no pedir ayuda depende: 1) De características como edad, sexo, personalidad, etc. Por ejemplo: varios estudios muestran que a los hombres les cuesta más pedir ayuda que a las mujeres, las personas de clase alta piden ayuda más que los de clase baja, etc. 2) De la naturaleza del problema y el tipo de ayuda que se necesita. Como sucede en el caso de las emergencias. 3) De las características del posible donante de la ayuda. Se suele acudir a personas semejantes en lugar de a quien consideramos muy diferente a nosotros. • Existen al menos otras dos formas de pedir ayuda que son: 1) Los grupos de auto-ayuda: las personas con algún problema en común trabajan juntos para ayudarse los unos a los otros. Algunos ejemplos son: alcohólicos, drogadictos, enfermos de SIDA, etc. 2) La “ayuda” proporcionada por los ordenadores: ofrecen la posibilidad de recibir ayuda de una máquina en lugar de recibirla de otra persona. Tiene la ventaja de que es privada y de que no requiere de reciprocidad (reduce el coste psicológico de recibir ayuda).
LA AYUDA QUE SE RECIBE SIN SOLICITARLA • ¿Cómo reaccionan las personas a la ayuda de los demás? En ocasiones se puede reaccionar de forma negativa. Hay varías teorías que tratan de explicar las reacciones que se pueden producir cuando se percibe: 1) La amenaza de la autoestima: se puede explicar desde la Teoría de la Atribución (las personas están motivadas a entender por qué necesitan ayuda y por qué otros se la ofrecen). Mantendrán una autoestima positiva si son capaces de atribuir la necesidad de ayuda a causas externas más que a deficiencias personales. También es importante la atribución que se hace sobre las personas que ayudan: si creemos que nos ayudan por buena voluntad o lo hacen pensando en que somos incompetentes. • El efecto sobre la autoestima en la persona que recibe la ayuda fue esquematizado por Baron y Byrne (1998) y se presenta en la Figura 8.4. (pág. 374 del libro). 2) Los costes del agradecimiento: pueden justificarse gracias a la Teoría del Intercambio Social (las personas que no pueden o no quieren devolver el favor de la ayuda, tratarán de evitar que les ayuden o reaccionarán de manera negativa ante dicha ayuda). Y recibir ayuda también puede producir pérdida de libertad y esto se ve explicado por la Teoría de la Reactancia (las personas quieren maximizar sus libertad personal de elección). • Nadler (2002) presentó un modelo de las relaciones intergrupales de ayuda como relaciones de poder basándose en dos premisas.
4.3. La conducta prosocial grupal: EL nivel macro 4.3.4. Las consecuencias del voluntariado... para los propios voluntarios 4.3.1. La conducta de ayuda planificada: el voluntariado 4.3.3. ¿Por qué las personas se mantienen como voluntarias? 4.3.2. ¿Por qué las personas se hacen voluntarias?
El voluntariado: “… incluye conductas prosociales planificadas a largo plazo que benefician a personas desconocidas y que habitualmente se producen en un marco organizacional” (Penner, 2002) -El término más definitorio de este tipo de comportamiento es su “no obligatoriedad” -Se distingue de la ayuda interpersonal: que suele incluir un sentimiento de obligación personal hacia el receptor de la ayuda; porque los voluntarios no conocen en muchas ocasiones a las personas que se beneficiarán de su comportamiento.