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Iglesia Cristiana Luz de Cristo. Predicando La Palabra de Dios. www.iglesialuzdecristo.org. “AÑO DE LA PRESENCIA DE DIOS EN NOSOTROS”. En el desierto.
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Iglesia Cristiana Luz de Cristo Predicando La Palabra de Dios www.iglesialuzdecristo.org
En el desierto (Lc 15:4) ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?
En el desierto Llama mucho la atención el texto anterior, de la parábola de las cien ovejas. Pero esta vez, viéndola desde el punto de vista de las noventa y nueve, ya que dice la Palabra que las dejó en el desierto. No las dejó en este caso en delicados pastos, como dice el salmo 23. Pero aprendemos que no importa si estamos en el desierto, si estamos al cuidado del Pastor de los pastores, estaremos bien.
En el Desierto Los desiertos son lugares de paso. Espiritualmente son esos espacios de tiempo, en que uno es probado, afligido, o padeciendo tribulación. Pero hay dos maneras de ir al desierto: • Pornuestraterquedad • Porque Dios nosenvíaallí, paratratar con nosotros.
En el Desierto Por qué Dios nos mete en el Desierto?
En el Desierto Aprendemos obediencia (Dt 8:2) Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Dios nos lleva al desierto para que seamos formados. Para que aprendamos a obedecer en medio de luchas y dificultades. Para que miremos por nosotros mismos, la gran bendición que trae el obedecer a La Palabra de Dios.
En el Desierto Para que veamos la provisión sobrenatural de Dios (Gn 21:14) Entonces Abraham se levantó muy de mañana, y tomó pan, y un odre de agua, y lo dio a Agar, poniéndolo sobre su hombro, y le entregó el muchacho, y la despidió. Y ella salió y anduvo errante por el desierto de Beerseba. (Gn 21:15) Y le faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un arbusto, (Gn 21:16) y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho muera. Y cuando ella se sentó enfrente, el muchacho alzó su voz y lloró.
En el Desierto Para que veamos la provisión sobrenatural de Dios (Gn 21:17) Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. (Gn 21:18) Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación. (Gn 21:19) Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho. Dios nos lleva al desierto para que en esos momentos, veamos su provisión sobrenatural. Que aun en los momentos mas críticos, El nos ve y nos ayuda.
En el Desierto El Señor quiere que mientras atravesamos el desierto, le hagamos fiesta. (Ex 5:1) Después Moisés y Aarón entraron a la presencia de Faraón y le dijeron: Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto. Dios nos lleva al desierto para que en esos momentos, glorifiquemos, alabemos su nombre. Y podamos decir con plena certeza: Dios es bueno!
En el Desierto El Desierto se pasa obedeciendo al Señor. (Nm 10:11) En el año segundo, en el mes segundo, a los veinte días del mes, la nube se alzó del tabernáculo del testimonio. (Nm 10:12) Y partieron los hijos de Israel del desierto de Sinaí según el orden de marcha; y se detuvo la nube en el desierto de Parán. (Nm 10:13) Partieron la primera vez al mandato de Jehová por medio de Moisés. Nos detenemos y/o avanzamos según la orden de Dios. Así lo hacia el pueblo de Israel en el desierto. Como el Israel espiritual, debemos hacer lo mismo.
En el Desierto (Dt 8:4) Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años. (Dt 8:5) Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga. (Dt 8:6) Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndole. (Dt 8:1) Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. (Dt 8:2) Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. (Dt 8:3) Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.
El desierto no es para destruirte, es para formarte. El desierto no es para permanecer, es para atravesarlo. Para llegar a Canaán es necesario atravesar el desierto. Nunca trates de huir del desierto, deja que el Señor te guie a través de el. Una oveja en lugares de pasto pero sin pastor no sobrevive, pero una oveja en el desierto con el Pastor de los pastores, Con Cristo, sí.