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Lectio divina del Salmo dominical Jueves Santo. Ex 12,1-8.11-14: Prescripciones sobre la cena pascual. Sal 115,12-13.15-16bc.17-18: El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo. 1Co 11,23-26: Cada vez que coméis y bebéis proclamáis la muerte del Señor.
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Lectio divina del Salmo dominicalJueves Santo Ex 12,1-8.11-14: Prescripciones sobre la cena pascual. Sal 115,12-13.15-16bc.17-18: El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo. 1Co 11,23-26: Cada vez que coméis y bebéis proclamáis la muerte del Señor. Jn 13,1-15: Los amó hasta el extremo.
¿Cómo pagaré al Señortodo el bien que me ha hecho?Alzaré la copa de la salvación,invocando su nombre.
Mucho le cuesta al Señorla muerte de sus fieles.Señor, yo soy tu siervo,hijo de tu esclava;rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,invocando tu nombre, Señor.Cumpliré al Señor mis votosen presencia de todo el pueblo.
Lectio¿Qué dice el texto? Este salmo 115 forma una unidad temática y lingüística con el salmo 114. De hecho, en el texto masorético (versión hebrea) constituye un único salmo, el 116. El salmo 115 es un canto de acción de gracias individual, que constituye el cuarto himno del Hallel pascual (Salmos 113-118) La liturgia judía lo emplea en la comida de Pascua, o Seder, en la primera noche de la fiesta. Jesús mismo lo cantó con sus discípulos antes de salir hacia el huerto de lo Olivos. Centrándonos en el salmo 115 que destaca el aspecto sacrificial (mientras que el 114 destaca el orante), podemos establecer la siguiente estructura: a) recuerdo del peligro pasado (vv. 1-2); b) primera mención sacrificial (vv.3-5); c) recuerdo del peligro superado (vv.6-7); d) segunda mención sacrificial (vv.8-10). Si la primera parte del salmo 116 hebreo (nuestro salmo 114) nos llevaba a la contemplación de la primera faceta del misterio pascual de Cristo, su muerte en la cruz, de la que manó la vida y la resurrección, esta segunda parte del mismo salmo (nuestro salmo 115) nos lleva a la contemplación de la segunda faceta del mismo misterio pascual, la vida que brota de la muerte. Sí, aunque el Señor permita los sufrimientos del justo -de Cristo y de todos los que como él padecen en este mundo-, estos dolores, incluso la misma muerte, no son unos sufrimientos definitivos ni una muerte para siempre. Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles, para permitir que sea definitiva. Por ello determinó que la muerte fuera destruida por la resurrección de su Hijo.
MeditatioLo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Cristo es el Cordero pascual que se inmola por nosotros. En la 1ª lectura leemos el ritual de la Pascua judía. Jesús celebrando la Pascua (no nos interesa entrar ahora en si la celebró según el calendario esenio o el oficial, si la víspera o el día de la fiesta) al bendecir y partir el Pan, y al hacer la acción de gracias y pasar la Copa, nos dice que es su Cuerpo entregado y su Sangre derramada por nosotros. Y que este gesto lo hemos de repetir como Memorial de su Pascua, de su Paso al Padre. Él alza la verdadera Copa de salvación y realiza el verdadero sacrificio de alabanza y acción de gracias (“Eucaristía” es una palabra griega que significa “acción de gracias”) Esta nueva alianza nos compromete a vivir unidos a Él en comunión de destino (ese es el significado primigenio del lavatorio de los pies: “Si no te lavo no tienes nada que ver Conmigo”), y a vivir unidos unos a otros por el vínculo de la caridad. Para mantener esta unión con Cristo y los hermanos necesitamos la Eucaristía, y para prolongar su celebración Cristo dio a su Iglesia el don del sacerdocio ministerial.
ContemplatioMiro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros… “Lo llamó cáliz de bendición porque cuando nosotros lo sostenemos en nuestras manos, lo celebramos, nos admiramos y nos maravillamos del regalo indecible, bendiciéndolo porque se derramó para que no permaneciéramos en el error; y no sólo se derramó, sino que también lo compartió con todos nosotros… ¿Qué puede haber más amable que esto?. Es lo que hacen los enamorados. (…) Así como el pan formado de muchos granos está unificado de forma que no se ven los granos separados, así también nosotros estamos unidos entre nosotros y con Cristo. Y si todos nosotros somos alimentados por la misma fuente y nos volvemos una sola cosa con Él, ¿por qué no mostramos una misma caridad y por esta razón nos volvemos una sola cosa también?” (San Juan Crisóstomo, Homilías sobre la primera Carta a los Corintios 24, 3-4)
Actio¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… Te ofreceré un sacrificio de alabanza invocando tu Nombre, Señor.