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I. Garmendia Rufo , M. Jiménez Arren, S. Roussel Guesalaga . Varón de 62 años sin antecedentes de interés ENFERMEDAD ACTUAL Acude por episodio de vómito seguido de dolor epigastrico de inicio brusco con irradiación a región retroesternal. EXPLORACION FÍSICA
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I. Garmendia Rufo, M. Jiménez Arren, S. Roussel Guesalaga Varón de 62 años sin antecedentes de interés ENFERMEDAD ACTUAL Acude por episodio de vómito seguido de dolor epigastrico de inicio brusco con irradiación a región retroesternal. EXPLORACION FÍSICA Paciente afectado, sudoroso, hemodinamicamente estable. Abdomen con defensa a nivel epigastrico. PRUEBAS COMPLEMENTARIAS Analitica y ECG normales. Radiografia torácica: aumento de densidad cardíaca con borramiento en el hemidiafragma izquierdo. Enfisema de partes blandas cervicales. TAC TORÁCICO Neumomediastino con nivel hidroaéreo en mediastino inferior. Pequeño derrame pleural bilateral. SINDROME DE BOERHAAVE: A PROPOSITO DE UN CASO EVOLUCION Cirugía urgente con sutura de perforación, exclusión proximal a la perforación y drenaje pleural. Gastrostomia de descarga y yeyunostomia de alimentación. Alta con evolución favorable. COMENTARIOS La ruptura esofágica espontanea tras vómitos o síndrome de Boerhaave es una entidad grave, muy infrecuente y compleja por su sintomatología inespecífica, siendo habitual el retraso diagnóstico lo que aumenta su morbi-mortalidad. La triada clínica de este síndrome es vómitos, dolor tóracico y enfisema subcutáneo ( triada de Mackler). Las pruebas de imagen desempeña un papel fundamental en la confirmación diagnóstica, siendo el TAC toraco-abdominal la prueba de confirmación. Los hallazgos clásicos son el ensanchamiento mediastínico, enfisema subcutáneo, neumotorax o derrame pleural. El esofagograma permite una confirmación más precisa. El TAC toraco-abdominal puede facilitar el diagnóstico en aquellos casos más dudosos. El tamaño, la localización de la perforación, la contaminación pleural y mediastinica, la edad avanzada, y la demora diagnóstica son los principales factores pronósticos de morbi-mortalidad. El tratamiento es quirúrgico y debe realizarse con la mayor precocidad posible, asociando antibioterapia y nutrición parenteral.